Asir
La entretenida mariposa en la callada ruina
Surcaba la mañana de su fiesta.
Un pastor demorado detrás de sus cantares
La vio azul y dorada con sus alas de seda
– ¡Ven a mis manos, sola,
Ven por mi Dios y por la primavera!
Hizo en su pecho casa con su costal de paño
Y la asió para sí, de alada a prisionera.
Cómo lloraba el aire, cómo lloraba
El musgo de la vetusta piedra.
– ¡Ven a mi bolsa, joya,
Ven por amor de mi pradera!
La mariposa un día, de sólo un día
Con alas y sin vuelo, con luz y sin estrella
La mariposa nueva para la muerte
La mariposa ruina, la mariposa seda
– Ven al perdido filo de tu alegría-
Le decía el silencio de la talega.
Y al llegar a su casa: polvo sombrío
En el pecho encendido el necio encuentra.
Los pies cansados siente, vencido cae
Y una pregunta brota de su sorpresa.
– ¿Dónde se fue mi hallazgo, dónde mi sueño
Dónde oprimí la vida para perderla?
María Rosa Meléndez
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