Padre. La infancia y el árbol.
La mano inconmovible.
La luz al fondo de los días equívocos.
En el patio y mis rondas
Ausente padre
Pero sabiendo el ritmo de mis pulsos
La mirada impertérrita en la falta
Sin embargo el perdón sin condiciones.
Cómo celebraré que me llamaste
Desde el fondo del amor
A mis días escolares
Cuando los tinteros rosados
Se reían de tu caligrafía.
Y cómo denunciaré mi silencio
Para la única respuesta
Que debía otorgarte…
En mis rasgos escrita
Tu mansedumbre apagará la furia.
Será mi corazón el panadero
De tu trigo en el seno de la vida.
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