Ahora que ya no existe la fe,
Creo.
Y en mi credo reconozco
Dos faltas imperdonables:
Envenenar palomas,
Quemar libros.
Ahora que ya no existe la verdad,
Asumo la certeza.
Irrefutable
Es el amor,
Aún el de los viejos verdes.
Ahora que la tecnología,
Se me da por los poemas aztecas.
Esos que hablan de la caducidad
De las flores
Y el lugar de los muertos.
Carpe Diem.
M R Meléndez
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